SOBRE LA DIRECCIÓN

La Dirección de Turismo es la encargada de vincular la Casona de San Marcos con las colectividades nacionales e internacionales a través de su labor de PROMOCIÓN TURÍSTICA, llevada a cabo en diferentes programas de visitas guiadas y eventos académicos. Aunque, el 3 de febrero de 1998 se obtuvo el reconocimiento institucional como dependencia del Centro Cultural de la Universidad de San Marcos(mediante la Resolución Rectoral N° 00639 – CR – 98), con sede en el histórico local de la antigua Casona sanmarquina, sus inicios datan de dos años antes. En el 2007 pasó a denominarse Dirección de Turismo, denominación que retiene hasta el presente. Nuestro equipo de trabajo se compone de historiadores y profesionales de turismo, y también de estudiantes universitarios de diversas especialidades e instituciones, lo cual nos permite realizar nuestra labor con una visión multidisciplinaria.

jueves, 4 de febrero de 2016

YO SOY: ISAAC ARROSPIDE

En la bóveda vaída  de la capilla de Nuestra Señora de Loreto de la Casona de San Marcos se encuentran pintas realizadas por los alumnos del  Colegio San Carlos  entre la que destaca Isaac Arrospide entró en este Convictorio el jueves 4 de febrero de 1848.

Construida a inicios del siglo XVII, la antigua casona sanmarquina nació para ser sede de la Casa de Probación y Noviciado de San Antonio de Abad de la Compañía de Jesús. Y en la coyuntura de las Reformas Borbónicas del siglo XVIII, como consecuencia de la expulsión de los jesuitas y la afirmación de una reforma educativa ilustrada moderna por parte del Estado español, en sus ambientes se instaló en 1771 el Real Convictorio de San Carlos nacido un año antes. Que luego del proceso independentista y como parte de un conjunto de cambios pasó a denominarse Colegio de San Carlos hasta su inclusión en la Universidad de San Marcos en 1867.

Desde un inicio el colegio carolino funcionó bajo el régimen de convictorio, es decir internado, casa residencia  y muy propiamente de la Universidad de San Marcos. Esta situación tuvo un cambio en tiempos de la República permitiéndose alumnos externos.

Sobre Isaac Arróspide no hay una investigación académica que nos arroje datos necesarios para situarlo dentro de su trayectoria profesional y ciudadana. Sabemos de su ingreso al Colegio carolino, pues aparte de la pinta en la bóveda, figura en el registro de ingreso de esos años del plantel su nombre y luego un traslado a una Escuela de Ingeniería que por la época no es el antecesor de la Universidad Nacional de Ingeniería.

Es decir que hasta el momento sabemos poco de él y es sólo por la  pinta visible y destacable que ha trascendido hasta nosotros. Pero ¿Qué lo llevó a realizarlo? Tal vez marcar la impronta de su presencia. Tal vez la celebración de su estadía en el colegio que producto de las reformas de Bartolomé Herrera  Vélez reafirmó, como sucedió con Toribio Rodríguez de Mendoza en tiempos de la Colonia, su condición de principal y cabeza del conocimiento  en el Perú.

¿O tal vez fue la rebeldía juvenil? Hacia 1848 el Colegio San Carlos vivía la fuerte autoridad del rector Bartolomé Herrera Vélez, básico según su entendimiento para la conducción pedagógica de la institución. Él llegó a establecer medidas disciplinarias que incluían sistemas de castigos o penas que iban desde la reprensión privada, llamadas de atención en actos del colegio en pleno y el internamiento en calabozos que previamente había mandado a construir  y donde el alumno debía mantenerse en pie o sentado en el suelo por algunas  horas  y a veces en el día y la noche. Su pinta: ¿Fue una reacción a todo este sistema controlista y punitivo? Quién sabe.

Hoy jueves 4 de febrero de 2016, 168 años después, el misterio sobre Isaac Arróspide se nos hace vivo e invita a conocerlo.

Hugo La Rosa Cordero
Sheyla Morote Sánchez
Fernando Ventocilla Grados